En México, el período comprendido entre el 28 de octubre y el 2 de noviembre es una fiesta muy sentida y participativa: son los días dedicados al recuerdo de los difuntos. Coinciden con nuestra fiesta católica, pero en el país centroamericano la tradición se ha mezclado con celebraciones más antiguas, que se remontan a las culturas maya y azteca.
«El Día de los Muertos»
La fiesta, que representa una alegre conmemoración del regreso de los difuntos a la tierra, fue proclamada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO en 2003.
La muerte está representada por la fascinante Catrina, un esqueleto que ríe, canta, baila y toca música, vestido con gran elegancia y a menudo adornado con un sombrero. Esta figura icónica fue creada por el pintor Diego Rivera, compañero de vida de la famosa artista Frida Kahlo.
El día de los niños
El 31 de octubre, en México, es costumbre rendir homenaje a los niños, cuyas almas ascienden directamente al cielo. Las ciudades se llenan de música y desfiles, con carrozas, bailes, bebidas y comidas tradicionales. Una verdadera burla al más allá.
Las decoraciones
Menos lúgubres y mucho más divertidas y juguetonas, las calacas (los esqueletos de colores) no asustan a los niños.
Podemos hacerlas con pocos y sencillos materiales: cartulina blanca, rotuladores de colores, cuerda, tijeras y pegamento.
Las colgaremos en las puertas o las sujetaremos a una cuchara de madera para usarlas como máscara.
No olvidemos añadir un toque de alegría: algunos jarrones llenos de flores de colores, un chal vistoso, luces y banderines olvidados de la última fiesta de cumpleaños. ¡Este año, nuestro 31 de octubre será el más original del barrio!
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*Artículo redactado en colaboración con Giovani Genitori






